Nuestra aventura en
Rio Gualeguay - Rosario del Tala
" si la marea esta muy brava, déjate llevar y déjalo fluir"
El majestuoso y Serpenteante Rio Gualeguay

Bitácora de Aventura

¡Aventureros navegantes del Gualeguay! Permítanme sumergirnos en la crónica de esta épica travesía que nos llevó a explorar las aguas majestuosas de este río serpenteante, en la encantadora localidad de Rosario del Tala. Éramos un bullicioso grupo de 42 kayakistas, listos para dejarnos llevar por la aventura y la magia que nos aguardaba.

Nuestra travesía comenzó con un toque de incertidumbre en el aire, como si las nubes nos susurraran secretos sobre el viaje que nos aguardaba. Las lluvias recientes habían pintado el escenario con un manto de misterio y emoción. ¿Seríamos capaces de vencer los desafíos que el río crecido nos presentaría?

La preocupación se desvaneció tan pronto como pusimos los remos en el agua. El río, en toda su magnificencia, se convirtió en nuestro aliado, llevándonos a través de sus aguas turbulentas con una fuerza que solo la naturaleza puede brindar. ¡Qué sensación tan indescriptible la de remar con la corriente, desafiando la incertidumbre con cada golpe de remo!

El temor a que el río nos arrebataría nuestro merecido descanso fue solo una sombra en nuestra imaginación. Nos acurrucamos en la orilla, bajo un manto de estrellas tan brillantes como las sonrisas que se dibujaban en nuestros rostros. Dos noches de ensueño, con el cielo como nuestro techo y las estrellas como faros guía en esta odisea fluvial.

Y, ¡oh, los fogones! Testigos de risas contagiosas y cuentos que se entrelazaban con el crepitar de las llamas. Nos rodeaba una danza de sombras y luces, iluminando nuestros rostros felices mientras compartíamos historias alrededor del calor reconfortante de las hogueras gigantes. La camaradería flotaba en el aire, como las brasas que danzaban en la oscuridad.

Fueron tres días de pura emoción, donde cada remada era un capítulo nuevo en nuestra historia de exploración y descubrimiento. El río Gualeguay, con sus giros y vueltas, nos regaló momentos inolvidables y la sensación de estar conectados con la naturaleza en su estado más puro.

Así, entre risas, remadas y fogatas que iluminaban nuestras almas, tejimos una experiencia única. Una aventura que quedará grabada en nuestros corazones como esas estrellas que nos guiaron en noches de sueños realizados. ¡Qué días tan increíbles, qué días tan llenos de vida!
Siempre gracias a Coto y Ariana que son nuestros padrinos lugareños que nos ayudan cada viaje en su localidad! gracias infinitas

La gastronomía

¡apreciados aventureros, dejarme llevaros por un festín que hizo paladear al mismísimo río Gualeguay! Entre remos y risas, nos sumergimos en el arte culinario de nuestra travesía, donde cada bocado era una sinfonía de sabores.

Nuestro cocinero Ramiro, desplegó su magia gastronómica para conquistar nuestros paladares exigentes. En una de las jornadas, nos entregamos al deleite de las empanadas, pequeñas obras maestras rellenas de cordero con ciruela, que nos transportaron a la esencia misma de la región. También nos lanzamos a la aventura culinaria de las empanadas de carne asada con parmesano, fritas al disco, una explosión de sabores que se deslizaban suavemente por nuestras lenguas.

Las sorpresas no se detuvieron ahí. Un día nos encontramos deleitándonos con una picada de “Las Dinas”, una selección de quesos caseros que nos hizo apreciar la riqueza de los productos locales. Y cuando caía la noche, el aroma del asado a la estaca marinado con especias nos envolvía, provocando un festín para los sentidos.

A la hora del mediodía, una fresca ensalada de arroz con verduras y huevos fue nuestro faro nutricional, proporcionándonos la energía necesaria para enfrentar los desafíos acuáticos. Y cuando llegaba la noche, la parrilla se convertía en escenario para un espectáculo culinario protagonizado por el surubí, delicadamente cocinado y acompañado de ensaladas exquisitas que realzaban su sabor.

Las tardes, llenas de dulces promesas, nos aguardaban con budines, pastrafloras y tartas de coco caseros, cortesía de las hábiles manos del Chef Laureano. Cada bocado era un regalo, una caricia para el alma que nos recordaba que la buena comida es el corazón de cualquier aventura.

Así, entre remos, risas y un banquete de exquisiteces, nuestra travesía por el río Gualeguay se convirtió en una sinfonía de placeres, donde la naturaleza y la gastronomía se fundieron para crear recuerdos que perdurarán en nuestros corazones. ¡Bon appétit, queridos compañeros de travesía!

 

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