Era un grupo de entusiastas provenientes de Tandil y diversas ciudades cercanas, listos para emprender una emocionante travesía en kayak por el arroyo Pecado Castigado. Desde el inicio, se sumergieron en un entorno natural deslumbrante, repleto de cascadas, exuberante vegetación y una variada fauna.
Sin embargo, lo más emocionante aguardaba más adelante: el legendario Salto Artia, una imponente caída de agua de cuatro metros de altura. Allí, tuvieron la oportunidad de deslizarse bajo la cortina de agua con sus kayaks y, para aquellos que se atrevieron, realizar emocionantes zambullidas.
A lo largo del recorrido, también tuvieron el privilegio de conectar con el majestuoso Río Quequén Grande, explorando la zona conocida como “La Horqueta”, un lugar poco transitado pero de una belleza incomparable. Con diez kilómetros de pura diversión y adrenalina, la jornada fue un desafío emocionante que quedará grabado en sus recuerdos.
Afortunadamente, el sol brilló con todo su esplendor durante toda la salida, proporcionando el escenario perfecto para esta aventura inolvidable en la naturaleza. Fue un día que les ofreció una dosis generosa de emociones y experiencias, dejándolos con la satisfacción de haber explorado un rincón único de la tierra
Durante la salida, el grupo disfrutó de un almuerzo verdaderamente memorable. Se deleitaron con unas exquisitas empanadas de surubí y cerdo, perfectamente fritas con grasa, en medio del arroyo, donde solo se escuchaban los trinos de los pájaros. El entorno natural añadió un toque especial a este festín al aire libre, convirtiéndolo en una experiencia gastronómica única.
Al regresar, la logística del grupo los recibió con una grata sorpresa: unos tremendos panes dulces caseros, cortesía de Ches Laureano Cedapa, hermano de uno de los guías. Estos deliciosos manjares caseros fueron el broche de oro perfecto para una jornada llena de aventura y emoción en la naturaleza. Un detalle que resaltó la calidez y hospitalidad de quienes los acompañaron en esta inolvidable travesía.