Ya saben, damas y caballeros, nosotros no somos chefs, ¡pero sí unos apasionados profesores! Así que la organización de todas esas comidas se volvió todo un desafío logístico. La pregunta del millón: ¿tendremos suficiente espacio para todos los alimentos en nuestros queridos vehículos?
Y claro, si no tuviéramos suficientes desafíos, siempre están los adorables vegetarianos. Dos de ellos, para ser exactos. Uno de ellos, apodado cariñosamente el “pomberito” (que no vamos a dar nombres, pero ya sabemos quién es jaja). Bueno, pues había que duplicar todas las comidas para satisfacer sus exigencias vegetarianas. ¡Ah, el amor y la dedicación que le pusimos a eso!
Después de días de complicadas comidas y de superar con éxito el desafío gastronómico, llegó la hora de regresar a la civilización. Paradas en las estaciones de servicio para cargar combustible y, claro, para alimentar nuestros exigentes estómagos. Y ahí, en medio de la estación, Ramiro, nuestro valiente cocinero guía, tuvo el inmenso placer de ver al “pomberito” devorando no una, ¡sino DOS hamburguesas! Una en cada mano, como si fuera un especialista en malabares gastronómicos.
Imaginen la cara de Ramiro, con sus ojos desorbitados y una expresión de indignación mezclada con sorpresa. Fue como una escena de película, negando con la cabeza y preguntándose cómo había ocurrido esta hazaña. Pero no podemos culpar al “pomberito”, ¡debía estar hambriento después de toda la travesía!
Así que, con la camioneta encendida y una carrera hacia Tandil para evitar un posible asesinato culinario, el pomberito se marchó, dejando tras de sí una divertida y sarcástica anécdota que nunca olvidaremos. ¡Qué travesía más épica y deliciosa, con la cuota perfecta de vegetarianos voraces! 😂🍔🌱